Bueno, parece que esto de escribir lo que te ronda por la cabeza es de alguna manera, terapéutico, así que vamos a meternos hoy con el proselitismo en relación con la crianza. Y aviso de que voy calentito y suele empeorar cuando empiezo a vomitar palabras ...
¿Detonante del post? Página de Facebook de una editorial preguntando a sus “fans” si sería mejor que McDonalds regalase libros EN LUGAR DE juguetes … y , ¿sabéis?, sorprendentemente, la peña aplaudía con las orejas la ocurrencia … Pero ¿nos hemos vuelto todos locos con la mierda de lo políticamente correcto?. ¿Lo peor? Que YA LO ESTAN HACIENDO en algunos países. Y si hacéis una búsqueda en Google veréis que, en general, la iniciativa se aplaude. Vamos hacia el futuro pintado en “Demolition Man” como balas … Yo debo ser el raro ...
Vamos a ver, yo leo cuentos a mis hijos e intentaré fomentar en ellos el hábito y el amor por la lectura que yo mismo tengo. Leo más de 40 libros al año de media. Cuando no tenía hijos leía al menos uno a la semana, y no pocas veces acababa libros que me enganchaban del tirón; uno de los últimos, “La Sombra del Viento”, que me duró una larga tarde de gripe. Mis hijos, en casa, tienen a su disposición todos los libros y cuentos que quieran; es el regalo más habitual que llevo a casa.
Pero, ¡ah, amigos! ¡Parece que no es suficiente! Noooo, les tienen que ofrecer libros en todas partes, incluido en un plan de ocio puro y duro como es pasar una tarde guarreando con la “comida basura”. En lugar de estar poniéndose perdidos de ketchup y jugando con el clásico muñequito a inventarse sus aventuras, deberían estar sentaditos educadamente leyendo las que se han inventado otros … ¿les regalamos el puñetero Quijote con el happy meal, para que se culturicen? … Que parece que lo malo es el muñequito … pero no os confundáis: lo malo del plan es LA COMIDA, y como todo, es malo si es habitual o en exceso. En nuestro caso, hemos comprado TRES happy meals en año y medio, más o menos ... bruff, ¡pobre chiquitín!.
Pero como son niños, todo Dios tiene que opinar y decir que es malísimo y que los juguetes son un reclamo y que no deberían darse en relación con la comida. Ojito, que, siguiendo en la línea de Demolition Man que he mencionado, a algunos os van a prohibir las pizzas, los refrescos, las cervezas y, en definitiva, todo lo que no haga de vosotros los ciudadanos productivos y saludables que deberíais ser, que la Sanidad cuesta un ojo de la cara. Propongo análisis anuales y, como tengas colesterol, triglicéridos o ácido úrico, que te pongan una estrella amarilla en la solapa y no te dejen entrar en Telepizza, ni en los kebabs, ni comprar snacks, refrescos, marisco ni mantequilla en el supermercado.
Voy más allá: ¿Prohibimos los huevos Kinder? ¿O metemos un micro-cuento dentro? . ¿Y los Phoskitos? Mejor con una mini-poesía, para promocionar otros géneros. ¿Muñecos articulados como dinosaurios por ejemplo? Menuda mierda, deberían prohibirse y venderse solo libros de paleontología y hacer excursiones a yacimientos, que los niños ante todo tienen que aprender.
¡Desterremos los juguetes inútiles! Podemos hacer una gran pira con los perritos de La Patrulla “Cansina”, Peppa Pig y los malditos dinosaurios -que no sé qué tienen, pero abducen a los niños-; No dejemos a nuestros cachorros que inventen, que es muy malo, ¡mejor que lean y lean y lean! ¿La Play Station? ¡A la hoguera también! Alguno dirá: “Oye, que hay estudios que demuestran que un uso moderado de videojuegos mejora la coordinación” … vale, de acuerdo, pero … ¿para qué quiere coordinación un niño que solo se va a dedicar a hacer cosas útiles al resto de la sociedad? (el fútbol , tenis y demás, no cuentan) ¡Solo necesita un despacho! O una silla como las de Wall-E.
¡Venga ya!, dejad a los niños ser niños cuando corresponde, y meteos vuestros complejos por donde amargan los pepinos. No estamos hablando de ir todas las semanas a comer una hamburguesa, hablamos de una actividad ESPECIAL, como puede serlo también organizar una barbacoa en el monte, que tampoco es saludable; aunque, bueno, si llevamos libros en vez de los balones, los Zomlings y los malditosdinosauriosdelasnarices, quizás ya no sea tan malo.
De hecho, hay una lectura perversa en todo esto, y es que puede parecer que la cadena a quien quiere convencer de que ir a comer un Happy Meal no es tan malo, es a LOS PADRES. Es mucho más difícil decir que no a un libro que a un muñeco de los Minions, ¿a que sí?.
PD Por si quedaba alguna duda, seguiré jugando con mis hijos a lo que nos salga de los cojones, caiga quien caiga, y seguiré regalándoles libros de todo tipo a discreción.